04 marzo 2012

La Sal de la India Pa' la Buena Suerte

 Los carretilleros hacen parte de esa herencia cultural con la que hemos crecido en la ciudad de Cartagena. Aunque conversemos con ellos, les gastemos bromas, conozcamos sus horarios y rutinas, poco sabemos de su quehacer. 


Muchos de ellos viven en Villanueva, municipo de Bolívar. Se levantan antes de que salga el sol, toman un bus y llegan a una bodega en los barrios aledaños al mercado donde guardan sus carretas. La conducen hasta la Plaza, compran el "plante" y empiezan a recorrer, con envidiable tezón las calles barrio por barrio.


 Aguantan sol y lluvia , carros y motos, y amas de casa que diariamente intentan hacer rendir los pocos pesos del "diario". Terminan jornada cuando acaban de vender o ya es demasiado tarde. Regresen a la bodega, donde por $1000 pesos dejan guardada la carreta. Y de retorno al pueblo. 


Algunos, como el amigo frutero llega a su casa diariamente cerca de las 12 de la noche, cena, se reposa y se acuesta "una que otra horita" a dormir. Al preguntarle por su familia, explica que su hija se levanta con él, "para que le de la cosita"... Y otra vez, sale, antes de que salga el sol a trabajar. 


Las ramitas que exhibe entre sus frutas son "la Sal de La India", y dice, ya sabe Patrona "pa'la buena suerte". "Esas son cosas en la que uno cree".


 Por eso, cuando este en un gran hipermercado pensando en comprar una hermosa fruta de importación, piénselo, y recuerde al carretillero del barrio.


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