16 marzo 2011

Parte I. Bocachica y sus mártires: En los Mitos y Leyendas de Cartagena.


Para los que no somos muy avezados en historia, que somos casi todos los habitantes de Cartagena, les contamos que en 1913 con motivo del primer centenario de la Independencia, se publicó una colección de "joyas literarias" de Dr. Arcos (Camilo S. Delgado) que habían aparecido en las ediciones dominaceles de "EL PORVENIR"; En estas historias el Dr. Arcos  recogió en forma cuidados y fiel, las  narraciones de venerables ancianos nonagenarios y centenarios que para la época habían sido testigos de muchos de los hechos narrados. Es, como dice la introducción al libro: "la verad histórica, límpida y transparente, como va filtrada por el tiempo, depurador de pasiones y acrisonador de la experiencia". continúa afirmando que el Dr Arcos para desarrollar su obra creyó mucho en la Tradición y la Leyenda y dudaba un poco de las "apergaminada documentaciones" y buscó la historia de los labios de los abuelos. Sabemos, tal como lo dice Eduardo Lemaitre, que es díficil separar en las leyendas el mito del hecho verídico. Y más aún separala de su propia posición social.

Compartimos hoy una historia de valientes.


EL TERROR  DE LOS MALVADOS Parte I

 "Tomado de Historias y Leyendas de Cartagena" III volumenes. (Ed. Mogollón, 1947).Tomo II pág. 31.

Apenas se supo en Cartagena la aproximación del ejército de Morillo, los defensores de la ciudad empezaron a tomar medidas más apremiantes para la defensa de la plaza y sus cercanías.  Al capitán de Fragata Rafael Tono, se le comisionó la defensa de la Boquilla, a Soublette, Stuart, Piñango y Vega, el cuidado de la colina de la popa; a Sata, la comandancia del Castillo del Angel , y a Lea la protección de Bocachica.

Julián Lea y Garzón era un jóven coronel cartagenero que había conquistado todos los grados luchando valientemente en los campos de batalla.  Contaba apenas veintiocho años y era lo que se llama un buen mozo.

 Dos días después de haber llegado Lea a Bocachica con un puñado de valientes, Morillo completó el bloqueo a Cartagena por mar y por tierra, siendo el coronel Francisco Tomás Morales uno de sus oficiales y en quien más depositaba absoluta confianza.

Morales, apellidado por la historia el Atila colombiano y por Morillo "el terror de los malvados", era cruel y sanguinario aun con sus mismos allegados.  De él se diceque a su mujer la trataba a puntapiés y que uno de sus hijos murió  a consecuensia de los violentos golpes que le daba durante los frecuentes accesos de ira que le dominaban.

El ataque sobre tierrabomba, que ejecutó en la noche del 12 de noviembre de 1815 fué reñido, y en el demostró valor temerario cuanto arrojado, pero tan temerarios y valerosos como él fueron los patriotas, quienes defendieron el terreno palmo a palmo hasta que lograron rechazar el enemigo.

Refugiado a inmediaciones de Caño de Loro rehizo sus fuerzas.  Dos días después presentó nueva batalla de la cual salió victorioso.  Dueño de Tierrabomba, Bocachica quedó aislado y sin fuerzas suficientes para resistir el ataque de los españoles.  En tal emergencia Leconudray y otros jefes y oficiales se aprovecharon de las embarcaciones de los emigrados que llegaron a Bocachica, y embarcados en ellas se hicieron a la mar dejando abandonada la guarnición que valientemente se había conducido en los momentos de peligro.

El coronel Lea, que se había negado a acompañarlos los vió partir, humedos los ojos de vergüenza.  Y cuando apenas eran visibles las velas de los barquichuelos que se alejaban de la costa, volvió al poblado, y dirigiéndose a sus soldados y a los moradores de la población les dijo:

Hemos combatido hasta el sacrifico por la patria, y os suplicara no cejar un momento en tal empresa si creyese que teníamos esperanza de salir victoriosos.  Pero el enemigo es cincuenta veces más podrosos que nosotros y desde al primer choque seríamos arrollados e inmolados sin ventaja alguna para la causa de la libertad.  Economicemos vidas y templemos más nuestro valor en la fragua de la amarga adversidad.  Dios que está con nosotros, será nuestro guía en la defensa de nuestros derechos, y como a Moisés, su poder nos abrirá las aguas del mar rojo para que podamos llegar a a salvos a al tierra de promisión.  Ocultémonos, pues, en los bosques, hasta que la trompeta de ángel Guargián de las Libertades nos anuncié la hora propicia de nuestra glorificación.

Dijo; y haciendo con las manos señal de que nada más tenía que añadir, vió desfilar ante sus ojos a todos aquellos valientes que tenían en él inquebrantable fe por la causa a la cual juraron obediencia.  Ancianos y mujeres, hombres y niños, desfilaron ante él cabizbajos de tristeza, mas llevando en el corazón la confianza del triunfo.

Después un hondo suspiro se escapó de su pecho, y a su vez, abandonando el poblado, se internó en el laberinto de sus bosques, en los momentos en que el sol se ocultaba bajo el horizonte.

Cuando Morales llegó a Bocachica....

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