"Pinta tu aldea y serás universal" León TolstoiEste relato, que anexamos esta contado por Manuel Antonio Rodríguez, quien estuvo en sus honras fúnebres en Bogotá.
Tomado de http://www.musicalafrolatino.com/pagina_nueva_9.htm
Manuel y Delia Zapata Olivella fueron defensores de los pueblos afrodescendientes y amerindios especialmente, tanto Colombia y el mundo entero quedan en deuda con todo su legado, por tanto merecen ser recordados como personajes inmortales."
"A Manuel se le vio un tanto achacado de salud en los últimos años, tuvo que soportar cinco operaciones en sus vértebras cervicales, dolencias en su brazo, limitaciones para caminar y finalmente lo venció un cáncer haciéndole metástasis hasta llevarlo al último suspiro el viernes 19 de noviembre de 2004 a las 4:06 de la madrugada, en casa de su hija.
Sus deseos se cumplieron porque antes de morir quiso que su cuerpo lo velaran en el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional y que a su alrededor bailara la “negramenta” como efectivamente sucedió.
El viernes por la noche hubo toques de tambor de la colonia del Pacífico y del Atlántico, al igual que rituales y danza de origen afro. Los gaiteros de San Jacinto tocaron una maya lamento que conmocionó a todos los presentes que estábamos en dicho lugar, su sobrina Edelmira al compás de los tambores de su hijo Jean Betancourt, al igual que el maestro Julio Rentería, Esperanza Perea y un grupo de tamboreros y bailarines hicieron caso de los deseos del gran escritor.
El sábado se llevó a cabo hacia el medio día una misa en su honor y toque de ritual negro por la tarde y noche. El domingo fue llevado cargado a la iglesia de Teusaquillo al compás de las danzas de Delia Zapata y las últimas palabras del escritor David Sánchez Juliao quien le pidió a Dios que recibiera a Manuel en la puerta como él recibía a sus amigos cuando lo invitaba a su casa a comer mote de queso. Luego la carroza fúnebre partió hacia el cementerio donde sus restos fueron cremados.
El viernes 26, muy temprano a las 8:30 de la mañana, sus cenizas llegaron a Montería en un pequeño cofre de madera. En medio de la pertinaz lluvia se realizó una misa a su memoria en los pasillos del edificio de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de Córdoba. Nuevamente el escritor David Sánchez Juliao tomó la vocería para rendirle un homenaje póstumo por su extensa obra literaria, su hija Edelma leyó poemas e hizo halagos de su trayectoria en la investigación de la cultura afroide.
Luego sus cenizas se trasladaron al auditorio Histórico de Córdoba, el cual lleva el nombre del escritor desaparecido. Allí el gobernador del departamento decretó honores para que las nuevas generaciones difundieran su pensamiento y obra, posteriormente fue llevado a la sala de sesiones de la Asamblea y de inmediato partió la caravana final hacia Lorica donde discursos politiqueros antecedieron sus últimos deseos.
Sus cenizas fueron arrojadas al río Sinú de su natal Lorica en medio de aplausos y llantos hacia el medio día. Su último deseo lo expresó diciendo: “quiero que el río me lleve por el mismo camino por el que llegaron mis antepasados a este continente, quiero encontrarme con los viejos que murieron durante el viaje por el Caribe y que la marea me lleve de regreso a África”.
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